Todos recordamos como en la temporada pasada el piloto inglés de Mclaren Lewis Hamilton, echo por tierra sus aspiraciones de conseguir su primer campeonato mundial de F1 al cometer diversos errores propios de un novato. Este domingo, en el circuito de Bahrein, ha vuelto a demostrar que todavía no está preparado para conseguirlo.
Lewis Hamilton, estandarte del equipo Mclaren por obra y gracia de su director, Ron Dennis, es un piloto joven y rápido. Estadísticamente hablando cuando consigue partir desde la “Pole Position” suele ganar carreras. Sin embargo, cuando esto no sucede el inglés es incapaz de gestionar con inteligencia una carrera. En Melbourne toda la suerte le vino de cara y los problemas ocurridos durante la carrera no le afectaron lo más mínimo -recordar la gira Americana de la temporada pasada-. En Sepang las circunstancias ya no fueron tan favorables y solo pudo arrancar cuatro puntos.
Este domingo, durante la celebración del GP de Bahrein ha vuelto a demostrar sus pocas aptitudes en la salida de la carrera, dejando el monoplaza clavado en su posición y viendo como una ingente fila de coches le rebasaban. Declara en Telecinco, con tranquilidad, el piloto de pruebas Pedro Martínez de la Rosa, que sin ayudas electrónicas ese fallo puede ocurrir. Lamentablemente solo le ocurre al inglés.
Un estado de rabia se adueña del alma del piloto, encabritado llega a la primera curva, tras la larga recta, con la visión confusa, la mirada perdida ante una multitud de coches, que no deberían estar ahí. Desorientado logra situar su monoplaza tras la estela del…, del… R28, balbucea sin comprender, debe ser Nelsiho, hasta que la poca razón que tiene le invade por un segundo y se da cuenta que ese R28, es el que pilota su estimado ex – compañero Fernando Alonso. Un sudor frío comienza a recorrer su cuerpo. Su mente se apaga ante el incesante estado de ansiedad que le empieza a subir desde abajo. Los nervios toman los mandos del coche y comienzan a acosar a ese monoplaza ridículo que no debería haber visto nunca. Hamilton ciego por la rabia atosiga hasta la saciedad al español, tranquilo y sereno, y le enseña el alerón del Mclaren, que Alonso conoce también como él. Sus pensamientos rápidamente recuerdan la salida del GP de Brasil, en el circuito de Interlagos, hace poco más de seis meses, y se obsesiona con la idea de adelantarlo. Si no veo ni a mi compañero, se dice. Y, entonces sucede. El coche inglés mucho más estable y rápido que la tartaleta en la que se ha convertido el coche francés durante las dos últimas temporadas, se echa encima y embiste por detrás, se monta en la parte trasera del R28, literalmente, destrozando su alerón delantero. Afortunadamente al coche del genial y sufrido piloto español solo le ha ocasionado un leve percance que no le ha afectado, en demasía, al desarrollo de la carrera. Las carcajadas del español, dicen, que resonarán varios días en Bahrein.
Y esta es la historia. Los nervios volvieron a jugarle una mala pasada al piloto Lewis Hamilton. Chico no se trata solo de pilotar rápido. Se trata de gestionar bien la carrera. Porqué no aprendes un poquito de pilotos tan sólidos como Heildfeld, Alonso Raikkonen. Para ganar un mundial no es necesario llegar primero en todas las carreras.
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